El día que mi Marianita nació, en verdad no sentí gran alegría porque la decepción que sentía parecía ser mas grande que el gran acontecimiento que representa tener hijo. Yo quería un varón!!!A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucia pálida y la otra radiante y dormilona.
En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisa de Marianita y por el negro de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura, su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban ni un instante de mi pensamiento todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacia planes, todo seria para mi Marianita.
Este relato era contado a menudo por Mario, el padre de Marianita y yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de Mario según decía el mismo.
Una tarde estaba mi familia y la de Mario, haciendo un picnic a la orilla de un río cerca de casa y la niña entabló una conversación con su papá, todos escuchábamos:
Papi… cuándo cumpla quince años ¿Cuál será mi regalo? -Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos ¿No te parece que falta mucho para esa fecha? Bueno papito... tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí. La conversación se extendía y todos participábamos. Al caer el Sol regresamos a nuestras casas.
Una mañana me encontré con Mario enfrente del colegio donde estudiaba Marianita quien ya tenía catorce años. Mario se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostraba las calificaciones de Marianita, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicité al dichoso papá. Marianita ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá.
Fue un Domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando Marianita tropezó con algo, eso creíamos todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera... Ya instalados en la iglesia, vimos como Marianita fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento. La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital. Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, qué debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.
Los días iban pasando, Mario renunció a su trabajo para dedicarse al cuidado de Marianita, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él.
Una mañana, Mario se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:-¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los doctores?
- No mi amor... no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado sobre este mundo, respondió el padre.
-¿Van a algún lugar?¿Pueden ver desde lo alto a su familia?¿Sabes si pueden volver? preguntaba su hija.
- Bueno hija... en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.
-¿Al viento? ¿Y cómo lo harías?
-No tengo la menor idea hijita, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Mario, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban un corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más. ¡UN CORAZÓN! ¿Dónde hallar un corazón?¡Un corazón! ¿Dónde Dios mío?
Ese mismo mes, Marianita cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar. El Domingo por la tarde ya Marianita estaba operada, todo salió como los médicos lo habían planeado. ¡Éxito total! Marianita viviría!!!
Sin embargo, Mario todavía no había vuelto por el hospital y Marianita lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener la familia. Marianita permaneció en el hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron.
Ya en casa, Marianita volvió a preguntar insistentemente por él. Salió de viaje - le dijo su madre - pero antes de partir te dejó esta carta - entregándosela con lágrimas en los ojos.
La carta decía unas breves palabras: "Hija mía, al momento de leer mi carta ya has cumplido quince años de edad, y tienes un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron. ¿Sabes? Lamento mucho no poder estar a tu lado en estos momentos, sin embargo, debes saber, que cuando supe que ibas a morir, sentí que yo también moriría contigo, y después de pensar y sentir mil cosas, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez añitos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría por mi hija... darte un regalo excepcional… y decidí darte mi vida!,
¡Vive tú hija mía! que tienes todo el mundo por delante, sé siempre la niña buena que has sido y da siempre amor a todos quienes te rodean. ¡Vive hija!. Te amo!!!!...
También quiero que sepas que hoy, mañana y siempre estaré a tu lado... siempre. Te Amo y siempre Te Amare, porque eres lo mas grande y hermoso que Dios me ha dado... siempre estaré contigo, siempre TE AMARE...
Con todo mi amor, Tu papá".
Mariana apenas pudo terminar de leer aquella carta, pues sus ojos estaban llenos de lágrimas, llorando tanto que se quedó dormida de cansancio. Al día siguiente, fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloro como nadie lo ha hecho y susurro:
- Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo también te amo aunque nunca te lo dije. Por eso también comprendo la importancia de decir "TE AMO". Y te pido perdón por haber guardado silencio...
En ese instante las copas de los árboles se movieron suavemente y cayeron algunas flores. Sintió Mariana que un suave viento rozo su cara y una brisa fresca beso sus mejillas. Alzo la mirada al cielo sintiendo una paz inmensa y dio gracias a Dios por eso.
Se levanto y camino a casa con la alegría de saber que lleva en su corazón
"EL AMOR MÁS GRANDE DEL MUNDO… EL DE SU PADRE”
.
De parte del Blog, les tenemos esté regalo:
GRAX PAPÁS!!!
.
?, Eduardo Zetina, Fèlix Bustamante, ?
Miguel Trejo, Esteban, Josè Feliciano, Carlos Velàzquez, Jhonatan Nuñez
AGRADECIMIENTO A LA PERSONA QUE NOS SACÓ ADELANTA A MI Y A MIS DOS HERMANAS, EL SR. FRANCISCO ALFARO MONTALVO.
MI HERMANA, ELVIRA ALFARO SOSA, LICENCIADA EN ENFERMERIA. GENERACIÓN 2004 - 2008.
El Profesor Gordillo, su esposa la profita Debora, Luisa Zetina, y las señoras de la esquina son vecinas del profe ahì en Pueblo Nuevo (sì, èl ya tiene casa en el Pueblo y vive ahì). 
